Raymond Carver (1938-1988),
"quizás el mejor cuentista del siglo XX, junto con Chéjov" (en las palabras de Roberto Bolaño), murió en el mejor momento de su vida y su carrera, habiendo salido del alcoholismo y siendo considerado un
icono que la literatura norteamericana
"no podría darse el lujo de perder" (según las palabras de R.
Gottlieb, entonces editor de
New Yorker). Sin embargo, y a pesar de los deseos y los lamentos de
Gottlieb, el 2 de agosto de 1988
Raymond Carver falleció.
"Tres rosas amarillas"
A través de la puesta en acción del intercambio epistolar que mantuvo el autor ruso con diversas personas por esos días (al que evidentemente Carver tuvo acceso), más cierta información biográfica y por supuesto su estilo narrativo, Carver compuso, reprodujo o ficcionalizó, en el cuento "Tres rosas amarillas", la última semana de vida, la muerte y los breves momentos posteriores a la misma, del mítico narrador y dramaturgo ruso.
Este norteamericano, hijo de una camarera y un leñador de aserradero (que ocupaba su tiempo libre tomando), nos dejó con cada uno de sus cuentos y con cada uno de sus poemas un desierto en el pecho, mediante ese lenguaje despojado y austero. Estos recursos le permitieron lograr la construcción de un lenguaje extranjero, asimilandose a la escritura de alguien que no escribe en su lengua materna.
Toda la literatura de Carver se desarrolla en ese "lenguaje extranjero", optando siempre por narrar a través del clima, de la construcción de una atmósfera, antes que por la descripción o por los extremos desarrollos de las situaciones. Siempre nos deja con algo dentro que no se ha resuelto allí y que el lector debe completar.
Así es también en el caso de "Tres rosas amarillas", que desarrolla la agonía como materia y como atmósfera (nada mas y nada menos que del escritor que él más admiró).
Punto de contacto
Esta decisión tan ostensible en toda la literatura de Carver de optar por la atmósfera, por el clima, la austeridad del lenguaje hasta el punto irreductible y la aparente escases, hace vaso comunicante con el Teatro.
Así, el cuento ya mencionado es el disparador (por el tema universal de la muerte y en particular Chéjov) de ésta pieza teatral llamada "Los días de Raymundo están contados", cuyo "leit motiv" opera desde allí, cruzándose mediante una operación dramatúrgica con biografías y citas de ambos.
Este punto de contacto o vaso comunicante que hay en la elección estética de Carver produce el primer intercambio. Se mezcla el mundo de la narrativa (de investigación) y el del teatro, el de la presunta realidad documentada y el de la ficción, luego y por fuera del material de origen se producirán los siguientes intercambios utilizados para componer la pieza.
Intercambios
"Los días de Raymundo están contados" contiene una cantidad de intercambios fundantes, materiales provenientes de distintas disciplinas, géneros y soportes, que se mezclaron, que hicieron simbiosis, para abandonar su forma anterior y pasar a conformar el cuerpo de esta pieza. Se trata de la cocina de la obra, el proceso, la transformación en acto del potencial que la mezcla de estos materiales tiene.
En este caso, en esta pieza, en este acontecimiento.