Toda obra supone un proceso. El desarrollo del proyecto “Los días de Raymundo están contados” (producido por ELKAFKA Espacio Teatral) dejó, luego de la construcción de la dramaturgia y mas tarde los ensayos, una serie de materiales propios y ajenos que circulan en la obra y la atraviesan.
Están allí, pero no a la vista.
Este evento, es atípico, lo sabemos y lo aceptamos. Tomamos la chance, corremos el riesgo. No se trata, desde ya, de la obra, ni siquiera es un working-progress. Se trata de partes inarticuladas, partes útiles que no llegaron a ser obra, que tal vez fueron destruidas o convertidas en otras partes, combinadas. Son partes hijas del proceso creativo, pero hechas a un lado del objeto al fin. Esta masa de fragmentos combinados que mostraremos, son el pasto que rumiamos, que mezclamos en nuestros estómagos y que al volver nos obliga a abrir las fauces para exhibirlos.
Este evento, es atípico, lo sabemos y lo aceptamos. Tomamos la chance, corremos el riesgo. No se trata, desde ya, de la obra, ni siquiera es un working-progress. Se trata de partes inarticuladas, partes útiles que no llegaron a ser obra, que tal vez fueron destruidas o convertidas en otras partes, combinadas. Son partes hijas del proceso creativo, pero hechas a un lado del objeto al fin. Esta masa de fragmentos combinados que mostraremos, son el pasto que rumiamos, que mezclamos en nuestros estómagos y que al volver nos obliga a abrir las fauces para exhibirlos.
Estas matas de pastos mezclados son en definitiva los materiales que soportan la obra, la actuación y las reflexiones que este proceso creativo supuso.